El Explorador Infrarrojo de Campo Amplio de la NASA, el telescopio WISE, ha permitido localizar lo que parece ser la semilla cósmica
desde la que luego brotará un agujero negro, esa porción finita del
espacio en cuyo interior existe una concentración de masa tan elevada
que ninguna partícula material, ni siquiera la luz, puede escapar de
ella.
Los investigadores buscaban agujeros negros en galaxias “enanas”, las cuales pueden ofrecer una visión de los viveros de los agujeros negros supermasivos,
objetos muy poderosos que forman parte del corazón de todas las
galaxias y cuya masa es del orden de millones o miles de millones de
masas solares.
Los científicos apuntan a que los agujeros negros supermasivos
actuarían como un motor de las galaxias, pero aún se desconoce mucho
sobre ellos. Ahora, gracias a este estudio los científicos descubrieron
que los agujeros negros no necesitan una colisión para hacerse voluminosos
tal y como se creía, ya que los agujeros negros de las galaxias enanas
son más grandes de lo que se esperaba, lo que sugiere que las fusiones
de galaxias no son necesarias para crear grandes agujeros negros.
Según lo publicado en la revista Astrophysical Journal, los agujeros negros supermasivos pueden pueden formarse muy temprano en la historia del universo o crecer en armonía con sus galaxias anfitrionas alimentándose del gas circundante, por lo que la teoría de las colisiones galácticas para incrementar el tamaño de un agujero negro supermasivo quedaría descartada gracias a este descubrimiento.