La
Agencia Espacial Europea (ESA) lanzará al espacio en el 2013 la misión
Gaia, una aventura científica para elaborar un mapa en tres dimensiones
de la Vía Láctea que permitirá remontarse
varios millones de años en el tiempo para conocer el pasado de nuestra
galaxia y predecir su futura evolución.
El
satélite, la única misión científica programada por la Agencia Especial
Europea (ESA) para el año próximo, despegará a bordo de un cohete ruso
Soyuz desde el Centro Espacial Europeo
de la Guayana francesa, en Kurú, a finales de noviembre o principios de
diciembre del 2013.
"Podremos
descubrir unos 100.000 nuevos planetas", explicó a Efe el director del
proyecto, el científico italiano Guissepe Sarri, quien cree que Gaia
revelará la existencia de "muchos
planetas de un tamaño como el de Júpiter, más grandes que la Tierra, y
por supuesto, muchos asteroides cercanos a nuestro Sistema Solar".
100.000 millones de estrellas.
Su
objetivo principal consiste en confeccionar un mapa tridimensional de
una fracción de nuestra galaxia, tomando el legado del su predecesor,
Hipparcos, que surcó el espacio entre 1989
y 1993. No obstante, transcurridas dos décadas de desarrollo
tecnológico, Gaia será capaz de proporcionar 10.000 veces más datos que
su precursor.
"Es
muy difícil medir la distancia con las estrellas. Con Gaia podremos ser
mucho más precisos e identificar mejor el tamaño del universo, la
formación de planetas, del sistema solar...
aportará conocimiento básico para la humanidad sobre el universo en el
que vivimos", comenta Sarri.
Para
ello, se elegirán unas 100.000 millones de estrellas y cuerpos celestes
de los cerca de 200.000 millones que se estima pueblan la Vía Láctea y
se medirá una y otra vez su posición
y su velocidad, en tres dimensiones.
"Si
hacemos un mapa con la posición y la velocidad, podemos calcular hacia
atrás el movimiento de gran parte de las estrellas de la galaxia.
Podemos ir hacia atrás en el pasado, ver cómo
nuestra galaxia ha evolucionado y predecir cómo evolucionará en el
futuro", señala Sarri.
Los
expertos no podrá remontarse a 13.700 millones de años para llegar hasta
el momento en el que se produjo el Big Bang, pero si que podrán dar
marcha atrás en el reloj varios cientos
de millones de años.
"Espero
que sea suficiente para ver, por ejemplo, si la Vía Láctea se fusionó
con alguna otra galaxia", comenta el máximo responsable de una misión
puramente científica cuyo objetivo
es que los seres humanos comprendamos mejor el universo en el que
vivimos.
"Podremos
entender la evolución de nuestra galaxia y, como es similar a otras
muchas galaxias, también la evolución del Universo" porque algunas de
esas estrellas son extraordinariamente
ancianas y guardan restos fósiles de sus orígenes y de sus atmósferas,
explica el científico.
Para
ello, el Gaia –una referencia a la diosa de la Tierra de la mitología
griega que toma su nombre de las siglas en inglés de Interferómetro
Astrométrico Global para la Astrofísica–,
contará con un sofisticado conjunto de instrumentos que permitirían
medir desde la Tierra el pulgar de una persona situada en la superficie
de la Luna.
El
presupuesto con el que cuenta la ESA para la misión es de 700 millones
de euros (unos 900 millones de dólares), que sirven para financiar los
contratos industriales, el lanzador, las
operaciones del satélite y su desarrollo, pero que no contempla los
salarios de "todos los científicos, profesores o estudiantes de
doctorado que van a contribuir", precisa Sarri.
tendrá
una duración de cinco años. "Con Gaia desarrollamos tecnología muy
avanzada que tendrá retorno industrial. Cada empresa que participe podrá
vender la tecnología que desarrolle
para Gaia", subraya Sarri, que precisa que "también habrá un retorno
intelectual para el mundo académico, en términos de conocimiento".
Para
analizar esos objetos celestes situados hasta a 1,5 millones de
kilómetros alejadas de la órbita de la Tierra, el Gaia se situará en un
punto Lagrange, lo que le permitirá permanecer
en estado estacionario respecto a la Tierra mientras gravita alrededor
del Sol.
Mediante
dos telescopios, el más grande de ellos de 1,45 por 0,5 metros, enviará
información a las estaciones de Cebreros (España) y de New Norcia
(Australia).
Al
término de la misión, cuya duración será de cinco años, la Agencia
Espacial Europea publicará en internet un catálogo "tan voluminoso que
sería imposible de imprimir" porque equivaldría
a la distancia entre Amsterdam y París y en el que se plasmarán cada
uno de los parámetros analizados de cada estrella, como su categoría, su
brillo, su temperatura, su gravedad o su posición.
"Después,
los científicos podrán utilizarlo para corroborar teorías, elaborar
otras nuevas, escribir artículos de investigación, etcétera" porque "la
información será gratuita y estará
abierta al público", explican desde la ESA.
El
catálogo más completo se obtendrá al término de la misión, una vez
procesados todos los datos, es decir, hacia el 2020 o el 2021, aunque
habrá ediciones intermedias, una vez transcurridos
los dos o tres primeros meses de puesta a punto del satélite.
"Los
primeros datos llegarán transcurrido un año y medio o dos, aunque la
precisión no será tanta como al final. La clave para ser muy precisos es
medir muchas veces cada estrella, algo
así como setenta veces cada una", explica Sarri.
Además
de un catálogo de una fracción de nuestra galaxia, la misión servirá
para comprender mejor la distribución de la materia oscura, verificar
teorías sobre la formación de estrellas
o, incluso, sobre la Teoría General de la Relatividad, enunciada por
Albert Einstein, gracias a la observación directa de la estructura del
espacio-tiempo.
"Lo que hacemos con Gaia es pura ciencia: estudiar nuestro mundo, comprender nuestro Universo", resume Guissepe Sarri,
director de la misión.
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