Las
últimas mediciones de la Organización Meteorológica Internacional (OMI)
indican que en septiembre de 2011 el agujero de la
capa de ozono alcanzó un área máxima en la zona antártica de 24,4
millones de km2, mientras que el máximo se alcanzó el año 2006 (con 28
millones de km2). Los especialistas coinciden en que se ha estabilizado
la destrucción, y que los indicadores demuestran
que la tendencia es que siga bajando, aunque el problema no está
resuelto del todo, principalmente porque los gases ya emitidos a la
atmósfera siguen interactuando y provocando el mismo efecto en la
primavera austral.
De
todas maneras, los expertos de la OMI dicen que si no se hubiera
firmado el protocolo de Montreal, dos terceras partes de la
capa se habrían destruido; la radiación ultravioleta se hubiera
incrementado seis veces, y, en apenas cinco minutos, la exposición al
Sol habría causado quemaduras en la piel . Sin capa de ozono, aumenta el
riesgo de contraer cáncer de piel, enfermedades oculares,
como cataratas, y daños al sistema inmunológico, además de afectar al
ecosistema.
La previsión es que la destrucción de la capa de ozono retroceda lentamente y que para mediados de siglo, en el año 2050, pueda
volver a los niveles alcanzados en los años ochenta.
Desde principios de esa década, la destrucción de la capa de ozono tuvo un incremento continuo y regular. Pero desde finales de
los noventa, cuando comenzó a aplicarse el protocolo, se aprecia una estabilización.
El Protocolo de Montreal se concentraba específicamente en reducir los gases conocidos como CFC (clorofluorocarbonos), presentes
en aerosoles y equipos de refrigeración.
Pero
el principal problema surgió con los productos que se utilizaron para
reemplazarlos. La mayoría de ellos con el compuesto
Hcfc (hidroclorofluorocarbonos). “El Hcfc más utilizado es casi 2.000
veces más potente que el dióxido de carbono en sus efectos sobre el
calentamiento de la Tierra”, dijo Ban Ki-moon, secretario general de las
Naciones Unidas, en un mensaje con motivo del
Día Internacional de la Preservación de la Capa de Ozono.
El
desafío que viene, coinciden los especialistas, es controlar a los
gases Hcfc. Piden que sean totalmente reemplazados para el
año 2040, una medida que estaría a la altura de aquel histórico
encuentro de Montreal, hace ya 25 años, que logró controlar el agujero
en la capa de ozono.
Las
últimas mediciones de la Organización Meteorológica Internacional (OMI)
indican que en septiembre de 2011 el agujero de la
capa de ozono alcanzó un área máxima en la zona antártica de 24,4
millones de km2, mientras que el máximo se alcanzó el año 2006 (con 28
millones de km2). Los especialistas coinciden en que se ha estabilizado
la destrucción, y que los indicadores demuestran
que la tendencia es que siga bajando, aunque el problema no está
resuelto del todo, principalmente porque los gases ya emitidos a la
atmósfera siguen interactuando y provocando el mismo efecto en la
primavera austral.
De
todas maneras, los expertos de la OMI dicen que si no se hubiera
firmado el protocolo de Montreal, dos terceras partes de la
capa se habrían destruido; la radiación ultravioleta se hubiera
incrementado seis veces, y, en apenas cinco minutos, la exposición al
Sol habría causado quemaduras en la piel . Sin capa de ozono, aumenta el
riesgo de contraer cáncer de piel, enfermedades oculares,
como cataratas, y daños al sistema inmunológico, además de afectar al
ecosistema.
La previsión es que la destrucción de la capa de ozono retroceda lentamente y que para mediados de siglo, en el año 2050, pueda
volver a los niveles alcanzados en los años ochenta.
Desde principios de esa década, la destrucción de la capa de ozono tuvo un incremento continuo y regular. Pero desde finales de
los noventa, cuando comenzó a aplicarse el protocolo, se aprecia una estabilización.
El Protocolo de Montreal se concentraba específicamente en reducir los gases conocidos como CFC (clorofluorocarbonos), presentes
en aerosoles y equipos de refrigeración.
Pero
el principal problema surgió con los productos que se utilizaron para
reemplazarlos. La mayoría de ellos con el compuesto
Hcfc (hidroclorofluorocarbonos). “El Hcfc más utilizado es casi 2.000
veces más potente que el dióxido de carbono en sus efectos sobre el
calentamiento de la Tierra”, dijo Ban Ki-moon, secretario general de las
Naciones Unidas, en un mensaje con motivo del
Día Internacional de la Preservación de la Capa de Ozono.
El
desafío que viene, coinciden los especialistas, es controlar a los
gases Hcfc. Piden que sean totalmente reemplazados para el
año 2040, una medida que estaría a la altura de aquel histórico
encuentro de Montreal, hace ya 25 años, que logró controlar el agujero
en la capa de ozono.
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