Millones esperaban el
Apocalipsis este 21 de diciembre, y nada ocurrió. Pero aunque no se sepa cuándo llegará,
catástrofes naturales y sociales podrían precipitarlo
1. El calentamiento global
“El veloz incremento de la
temperatura promedio del planeta es una consecuencia de la quema de
combustibles fósiles y de la emisión de
gases de efecto invernadero que se usan como agentes refrigerantes”, explica
José Molinelli, geomorfólogo de la
Universidad
de Puerto Rico, en diálogo con Infobae América.
Su acción tiene
múltiples efectos ambientales, económicos y políticos.
2. La suba en el nivel del mar
Se produce por el
aumento de su temperatura promedio. “Al estar caliente, el agua ocupa un volumen mayor, que se incrementa aún más por el derretimiento de los
glaciares de montaña”, dice Molinelli.
“Por
cada centímetro que sube el mar, se estima que la
línea de costa se reduce
un metro. El mayor problema se produciría si llegara a
superarse cierto umbral, a partir de lo cual el sistema se desequilibraría y el
nivel del mar empezaría a
aumentar caóticamente. Entonces, si los océanos llegaran a subir un metro, las costas podrían reducirse
cien metros en promedio. En países como
Bangladesh, con millones
de personas viviendo a orillas del mar, el efecto sería catastrófico”, agrega.
3. Los huracanes
“Hay zonas en las que se esperan
cada vez más huracanes y de una intensidad mucho mayor -explica Molinelli. Pero el incremento en el nivel del mar puede favorecer que
huracanes de baja intensidad se vuelvan devastadores por las mareadas que producen en las zonas costeras. Fue
el
caso de Sandy, que a pesar de ser de baja categoría, provocó
efectos
nefastos en Nueva York”.
4. Las lluvias y las inundaciones extremas
“El impacto de las inundaciones es mayor porque seguimos construyendo
grandes urbes en las costas”, afirma
Enrique Jurado Ybarra, biólogo de la
Facultad de Ciencias Forestales de la
Universidad Autónoma
de Nuevo León, México, en diálogo con Infobae América.
“Eventos que antes considerábamos extremos ya no lo son porque
ocurren con frecuencia. Las
inundaciones nativas en Venezuela, o el
huracán Mitch en Centroamérica,
son algunos ejemplos”, dice Molinelli.
5. Las sequías
Los mismos desequilibrios que producen el
aumento de las lluvias en algunas regiones del mundo, provocan
sequías en otras. “África va a ser el continente más afectado. El
desierto del Sahara
puede llegar extenderse hacia el sur, lo que va a causar migraciones y hambruna”.
6. Descenso abrupto de la temperatura
De la misma manera, lo que aumenta la temperatura en algunas regiones, la disminuye en otras. “Los
deshielos pueden provocar que haya sitios más fríos debido a los cambios en las corrientes marinas. Existe el riesgo potencial de tener
una Europa congelada en algunas décadas”, explica Jurado Ybarra.
7. La destrucción de la flora y la fauna autóctona
“Los
cambios en la temperatura y el aumento de las precipitación pueden
provocar que sitios de tradición agrícola dejen de ser aptos para el
cultivo. Eso
afectaría la distribución y la abundancia de muchas
especies animales y vegetales”.
8. El crecimiento de la población
“Tenemos un problema de
crecimiento poblacional vertiginoso, aunque en términos proporcionales haya una desaceleración. Desde 1960,
en sólo 50 años, se sumaron
4 mil millones de personas, más de lo que había aumentado la población en toda la historia pasada”, dice Molinelli.
“Esto no es sostenible en el tiempo.
La demanda por recursos se sigue incrementando, pero no así la capacidad de producirlos. Cada vez se necesita
más tierra agrícola, pero hay cada vez menos porque en muchos lugares se ha erosionado. El monocultivo vulnera los ecosistemas y así
se reducen los hábitats naturales”, agrega.
9. La producción descontrolada de desechos tóxicos
“La urbanización es cada vez es mayor, y la producción de desechos
va de la mano. Al aumentar el consumo de energía per capita, se incrementa también la
contaminación que produce cada individuo”, cuenta Jurado Ybarra.
“Un ejemplo -dice Molinelli- es la
exportación de basura tóxica a países subdesarrollados, que tiene efectos devastadores”.
10. La crisis de la humanidad
“El
mito
del fin del mundo tiene una función latente
perfectamente útil. Por caso, hacernos olvidar todo lo que hace que el
fin del mundo -el verdadero- se acerca ineluctablemente:
la crisis económica mundializada, las
desigualdades sociales insostenibles, el recalentamiento del planeta, la
crisis de las identidades,
las injusticia contra trabajadores extranjeros, los clandestinos,
pobres y ancianos abandonados a su triste suerte”, escribía
recientemente
el analista político Michel Hajji Georgiou en el
diario libanés
L'Orient-Le Jour.
“El fin del mundo es cuando aparecen los
Adam
Lanza o los Anders
Behring Breivik disparando a quemarropa, en Connecticut o en Utoya, contra niños y adolescentes, por locura ideológica o pulsional.
El fin del mundo es el fin de la humanidad. Es hoy y todos los días”, concluía.
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