La conocida ecuación matemática que desarrolló en 1960 el astrónomo estadounidense Frank Drake, con el propósito de estimar la cantidad de civilizaciones en nuestra galaxia susceptibles de poseer emisiones de radio detectables, ha recibido una vuelta de tuerca. La nueva ecuación, puesta a punto por los científicos planetarios de la Universidad Abierta Milton Keynes (Inglaterra), tiene en cuenta factores como la presencia de energía, disolventes como el agua, materia prima como el carbono y si hay o no condiciones ambientales benignas para determinar si pueden albergar vida.
La ecuación original de Frank Drake, publicada hace más de 40 años, no tenía en cuenta muchos de los factores que hoy sabemos son absolutamente indispensables para el desarrollo del tipo de vida que conocemos en la Tierra. Como ocurre a menudo, los avances de la ciencia hacen que las teorías deban ser actualizadas, y eso es justamente lo que acaban de hacer los científicos planetarios de la Universidad Abierta Milton Keynes (Inglaterra) con la “vieja” ecuación de Drake.
La nueva ecuación tiene como objetivo desarrollar un único índice para determinar la habitabilidad de un planeta extrasolar, y se basa en la disponibilidad de energía (proveniente de su estrella, por ejemplo), de la presencia de disolventes como el agua, la abundancia o no de materia prima como el carbono y si existen o no condiciones ambientales “benignas”. El exoplaneta “parecido a la Tierra” que se anunció recientemente, por ejemplo, es un mal candidato porque las condiciones ambientales reinantes -temperaturas que varían entre -200ºC y más de 1500ºC- son absolutamente inadecuadas para la vida basada en el carbono.
El borrador preliminar de la nueva ecuación se presentó ayer en el Congreso Europeo de Ciencias Planetarias de Potsdam (Alemania) para ser analizado y eventualmente corregido. “En la actualidad no disponemos de una forma simple de determinar si un entorno es o no apto para la vida”, dice el científico planetario Alex Hagermann, quien lideró la investigación. Mucho tiempo ha pasado desde que Drake se quemó las pestañas poniendo a punto su ecuación. Ahora los expertos saben que no pueden dejar de lado cuestiones como la energía, que en forma de luz visible e infrarroja es importante para la fotosíntesis, pero que en ocasiones -como la luz UV y los rayos X- puede ser dañina para la vida.
“Buscamos la manera de definir condiciones óptimas de habitabilidad, para poder determinar si un planeta determinado es mas o menos habitable que -por ejemplo- un desierto de Marruecos”, agrega Hagermann. Sin embargo, no toda la comunidad científica respalda la nueva fórmula. Algunos especialistas veteranos, como el físico y astrobiólogo Paul Davies, de la Universidad de Arizona (Tuscon), sostiene que se trata de un “ejercicio sin sentido”, dado que la ecuación se refiere sólo a la vida tal y como la conocemos. Por su parte, Hagermann defiende la importancia de analizar la búsqueda de vida alienígena desde un punto de vista teórico además de experimental, y que a pesar de las incertidumbres sobre qué tipo de ambientes alienígenas encontremos, hay algunos aspectos -tales como la energía- que son cruciales para la vida.
Seguramente pasará algún tiempo antes de que la comunidad se ponga de acuerdo en qué factores deben tenerse en cuenta y cuáles no, pero lo seguro es que tarde o temprano tendremos una nueva ecuación que nos ayude a determinar las probabilidades de encontrar vida en otros sistemas planetarios.
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