Para comprender la diferencia con el año trópico se debe tener en cuenta la precesión de los equinoccios. Cuando se hace referencia a un equinoccio o solsticio, se habla del punto de la órbita terrestre en que el eje de rotación de la Tierra se alinea (solsticio) o se sitúa perpendicular (equinoccio) a la línea imaginaria Sol-Tierra. Estos puntos (concretamente el equinoccio vernal) son la referencia para el año trópico. Si el eje de rotación de la Tierra siempre apuntara en la misma dirección, el año trópico y el sidéreo durarían lo mismo. Pero resulta que ese eje, debido a la citada precesión de los equinoccios, da una vuelta sobre la perpendicular a la eclíptica en unos 26000 años.
Por eso, como puede verse en la ilustración, el año trópico es ligeramente más corto que el sideral. Al transcurrir un año trópico la recta imaginaria Tierra-Sol no apunta en su proyección hacia el mismo punto (misma estrella) porque el eje ha hecho parte del giro comentado. Por el contrario, el año sidéreo se basa en la alineación del Sol con el mismo punto de referencia (la misma estrella), por lo que no se ve influido por el desplazamiento del eje terrestre.
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