martes, 2 de junio de 2009

Ciencia fuera de serie

Sólo hay que revisar fugazmente el historial académico de sus guionistas para identificar el motor, el corazón y el sistema nervioso central de Futurama , la serie animada y futurista de Matt Groening.
David X. Cohen: físico de la Universidad de Harvard, magister en Ciencias de la Computación, Universidad de Berkeley. Al Jean: matemático de la Universidad de Harvard.


Jeff Westbrook: doctor en computación (Universidad de Princeton), profesor de computación en la Universidad de Yale. J. Stewart Burns: magna cum laude en matemática en la Universidad de Harvard. Bill Odenkirk: doctor en Química Inorgánica, Universidad de Princeton.


Ken Keeler: doctor en Matemática Aplicada y magister en Ingeniería eléctrica por la Universidad de Harvard.


El combo científico es perfecto y la verdad es que se nota en cada uno de los 88 capítulos repartidos en las cinco temporadas de este homenaje animado a la ciencia ficción clásica, show inteligente, ácido y rebuscado que extiende el mito –criogénico– de Walt Disney al año 3000. Universo paralelo de Los Simpson, Futurama saltó a la pantalla de la cadena Fox el 28 de marzo de 1999, fue cancelada en 2003 para volver a aparecer en 2008 en forma de cuatro películas de DVD (Bender’s Big Score, The Beast with a Billion Backs, Bender’s Game, Into the Wild Green Yonder).




Las explicaciones de su partida y ausencia abrupta, de por qué le bajaron el pulgar al perdedor de Fry (un repartidor de pizzas neoyorquino congelado en 1999 que despierta en 2999), al robot borracho de Bender Bending Rodríguez, la cíclope machona de Leela y Cía. se pueden rastrear en las mismas causas y resortes que la elevaron a fenómeno de culto: Futurama constituye una rara avis de humor animado adulto y entendido completamente por muy pocos, cargada de referencias científicas ocultas o deslizadas rápidamente, alusiones físicas (y mención de científicos actualmente vivos como Edward Witten, especialista en teoría de supercuerdas), chistes matemáticos (problemas de clase P y de clase NP) e informáticas (como cuando Bender se asusta al ver en un espejo una placa con el número 0110-0110-0110, que en el sistema binario es 6-6-6; o las cervezas cuyo nombre hace honor al viejo lenguaje de programación Formula Translator o Fortran).




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