La ingeniería atmosférica o geoingeniería, que busca alterar artificialmente el clima de la Tierra y reducir así el calentamiento global, tiene sus seguidores, pero los científicos advierten sobre este nuevo campo de investigación y sus posibles riesgos.
"La ingeniería climática a gran escala nunca se ha probado y puede ser peligrosa, pero su potencial técnico existe", dijo David Keith profesor de Ciencias de la Tierra de la Universidad de Calgary en Canadá.
Keith y otros expertos expusieron sobre el tema en la conferencia anual de la Asociación estadounidense para el avance de la ciencia (AAAS), que se celebra del 18 de febrero hasta hoy en San Diego (California).
La geoingeniería se basa en el principio de que hacer ajustes a la atmósfera, con técnicas como la producción de aerosoles estratosféricos de azufre o la modificación de la reflectividad de las nubes, podría reducir las temperaturas globales.
"Debemos evitar precipitarnos y pretender que sabemos arreglar la mecánica atmosférica", señaló James Fleming, profesor de ciencias en el Colby College en Maine (noreste de Estados Unidos), para quien la geoingeniería no es una panacea contra la acumulación de las emisiones de gases de efecto invernadero, sino sólo un medio para minimizar sus efectos.
Efectos no deseados
Los modelos informáticos para medir todas las consecuencias de las técnicas de geoingeniería tienen sus límites, advirtió en tanto Martin Bunzl, profesor de Climatología de la Universidad Rutgers (Nueva Jersey, este). Al actuar sobre las nubes existe el riesgo de perturbar las precipitaciones, como el monzón en Asia, recordó.
Según Bunzl, esto supone un peligro potencial real de reducción de la producción agrícola a nivel regional que podría afectar a dos millones de personas.
Phil Rasch, climatólogo del Departamento de Energía de Estados Unidos, dijo que "ninguno de los investigadores que trabajan actualmente en geoingeniería piensa que es momento de poner en práctica este nuevo enfoque".
Rasch presentó en San Diego una técnica, basada en un modelo informático, para inyectar partículas de sal marina en las nubes para hacerlas brillantes y de esa manera que reflejen más luz solar al espacio.
"La mayoría de los investigadores cree que hay interés en explorar este campo de estudio para comprender su potencial y sus riesgos", indicó Rasch.
"Hoy sabemos mucho más, nuestras herramientas de investigación son mucho mejores y tenemos mayor experiencia sobre el sistema de la atmósfera terrestre", argumentó.
¿Único medio?
Ken Caldeira, investigador del Departamento de Ecología de la Institución Carnegie, fue más allá. Para él es imprescindible apostar seriamente a la geoingeniería, que podría ser el único medio disponible en las próximas décadas para enfriar artificialmente un planeta demasiado caliente.
"La reducción de las emisiones de CO2 por sí sola no llevará al enfriamiento de la Tierra", dijo durante la conferencia.
"¿Qué vamos a hacer si en 20, 30 ó 40 años la temperatura global es demasiado alta como para que los cultivos puedan crecer normalmente en las regiones tropicales, amenazando de hambre a millones de personas?", se preguntó.
Hasta ahora, "la mayor parte de la investigación en geoingeniería se limita a los modelos informáticos", explicó Fleming.
Fuente
"La ingeniería climática a gran escala nunca se ha probado y puede ser peligrosa, pero su potencial técnico existe", dijo David Keith profesor de Ciencias de la Tierra de la Universidad de Calgary en Canadá.
Keith y otros expertos expusieron sobre el tema en la conferencia anual de la Asociación estadounidense para el avance de la ciencia (AAAS), que se celebra del 18 de febrero hasta hoy en San Diego (California).
La geoingeniería se basa en el principio de que hacer ajustes a la atmósfera, con técnicas como la producción de aerosoles estratosféricos de azufre o la modificación de la reflectividad de las nubes, podría reducir las temperaturas globales.
"Debemos evitar precipitarnos y pretender que sabemos arreglar la mecánica atmosférica", señaló James Fleming, profesor de ciencias en el Colby College en Maine (noreste de Estados Unidos), para quien la geoingeniería no es una panacea contra la acumulación de las emisiones de gases de efecto invernadero, sino sólo un medio para minimizar sus efectos.
Efectos no deseados
Los modelos informáticos para medir todas las consecuencias de las técnicas de geoingeniería tienen sus límites, advirtió en tanto Martin Bunzl, profesor de Climatología de la Universidad Rutgers (Nueva Jersey, este). Al actuar sobre las nubes existe el riesgo de perturbar las precipitaciones, como el monzón en Asia, recordó.
Según Bunzl, esto supone un peligro potencial real de reducción de la producción agrícola a nivel regional que podría afectar a dos millones de personas.
Phil Rasch, climatólogo del Departamento de Energía de Estados Unidos, dijo que "ninguno de los investigadores que trabajan actualmente en geoingeniería piensa que es momento de poner en práctica este nuevo enfoque".
Rasch presentó en San Diego una técnica, basada en un modelo informático, para inyectar partículas de sal marina en las nubes para hacerlas brillantes y de esa manera que reflejen más luz solar al espacio.
"La mayoría de los investigadores cree que hay interés en explorar este campo de estudio para comprender su potencial y sus riesgos", indicó Rasch.
"Hoy sabemos mucho más, nuestras herramientas de investigación son mucho mejores y tenemos mayor experiencia sobre el sistema de la atmósfera terrestre", argumentó.
¿Único medio?
Ken Caldeira, investigador del Departamento de Ecología de la Institución Carnegie, fue más allá. Para él es imprescindible apostar seriamente a la geoingeniería, que podría ser el único medio disponible en las próximas décadas para enfriar artificialmente un planeta demasiado caliente.
"La reducción de las emisiones de CO2 por sí sola no llevará al enfriamiento de la Tierra", dijo durante la conferencia.
"¿Qué vamos a hacer si en 20, 30 ó 40 años la temperatura global es demasiado alta como para que los cultivos puedan crecer normalmente en las regiones tropicales, amenazando de hambre a millones de personas?", se preguntó.
Hasta ahora, "la mayor parte de la investigación en geoingeniería se limita a los modelos informáticos", explicó Fleming.
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