sábado, 20 de marzo de 2010

El Antropoceno, la era del hombre

La actividad humana ha llegado a adquirir tal importancia e impacto que supera a muchos procesos naturales. Como consecuencia, está alterando la forma en que evoluciona la vida sobre el planeta. Esta es la tesis expuesta en la revista de la Sociedad Geológica Americana (GSA) por un grupo de geólogos británicos, que proponen el nombre de Antropoceno* (del griego 'antropo'=humano y 'keinos'=nuevo) para la nueva era que hemos iniciado. Hace unos 49 millones de años, fue la última vez que una sola especie tuvo un impacto tan grande sobre todo el planeta.

Una nueva era

Hace 70 millones de años, había terminado el período Cretáceo y con él la era Mesozoica**. Pronto vendría la extinción de los dinosaurios y con ella se iniciaba la era Cenozoica (del griego: nuevos animales) y el período Cuaternario. A partir de entonces la evolución de las especies y los cambios climáticos se aceleraron, por lo que la era Cuaternaria ha sido dividida en seis épocas, todas con la terminación 'ceno', del griego 'keinos' que significa 'nuevo'. La primera de las épocas del Cenozoico, que comienza al acabar el Cretáceo, en la que se extinguen los dinosaurios es llamada Paleoceno. Aunque parezca contradictorio --'paleo' significa 'viejo' y 'ceno' significa 'nuevo'- es correcto, por ser la época más antigua de la nueva era Cenozoica, la de los animales nuevos.

El Paleoceno tenía un clima tropical en el que comenzaron a aparecer las plantas modernas y los mamíferos a diversificarse al desaparecer los dinosaurios que dominaban la Tierra. El mapa del mundo estaba cambiando: el subcontinente de India había chocado con Asia, formando el Himalaya. Había abundante vegetación donde están los polos y los continentes estaban todavía cerca de lo que había sido Pangea, el gran continente del cual ya se habían separado las Américas y la Antártida. Europa estaba camino al lugar que ocupa hoy pegada a Asia.

En todas partes aparecían nuevas plantas y el clima caliente propició la propagación rápida de las diversas especies.

El helecho congelador

Hace 58 millones de años terminó el Paleoceno para dar inicio al Eoceno (del griego 'eos'=aurora), durante el cual ocurrió un evento que cambiaría la Tierra y que se debió a una sola especie: una planta llamada azolla. La azolla es un helecho de agua fresca que se asocia con una bacteria (la 'Cianobacteria anabaena'), que fija nitrógeno muy eficientemente. Así, cada 4.000 m2 de azolla pueden atrapar en un año una tonelada de nitrógeno y seis toneladas de carbono. Cuando se dan condiciones favorables, la azolla crece muy rápido y con 20 horas de sol puede duplicar su biomasa en tres días o menos.

En el Eoceno las condiciones eran muy favorables para la azolla, sobre todo en el Polo Norte, donde hacía calor y además durante el verano del hemisferio norte estaba expuesta constantemente al sol. Una condición adicional que se dio para el desarrollo explosivo de la azolla fue la configuración de los continentes al principio del Eoceno. En el Polo Norte había un gran mar cerrado rodeado por lo que serían Asia al este, Norteamérica al oeste, y en el sur por Groenlandia y Europa, que estaba separada de Asia por un angosto estrecho donde, tras chocar los continentes, se formarían los montes Urales.

El crecimiento de la azolla comenzó a disminuir el dióxido de carbono de la atmósfera. El registro fósil muestra que en el transcurso de 800 mil años los niveles de CO2 en la atmósfera bajaron de 3.500 partes por millón (ppm) al principio del Eoceno hasta 650. Conocido por los paleontólogos como el Evento Azolla, el cambio atmosférico originado por el crecimiento explosivo de este helecho inició el enfriamiento global. La temperatura fue bajando.

Al frío

Al Eoceno siguió el Oligoceno ('oligo'=poco), con pocos animales nuevos, por 9 millones de años, luego el Mioceno ('mio'=menos), que duró 18 millones de años en que aparecieron los primeros monos, caballos y familias de aves modernas. Lo siguió el Plioceno ('pleion'=más), hace unos 7 millones de años, que duró 5 millones de años, durante los cuales apareció el Australopiteco, antecesor del hombre. Para entonces el clima frío se había estabilizado, con capas polares de hielo y estaciones marcadas.

Hace menos de tres millones de años comenzó el Pleistoceno ('pleisto'=mucho). En el transcurso de los últimos dos millones de años aparecieron y se extinguieron varios mamíferos gigantes y apareció nuestro antepasado directo, el 'Homo erectus'. El Pleistoceno acaba hace solo 11 mil años, cuando se retiran los hielos, para dar lugar al Holoceno ('holo'=todo) con la flora y fauna de hoy. Los continentes ya tienen la forma actual, y su posición no varía más de un kilómetro con relación a la de hoy. Durante el Holoceno el hombre inventa la agricultura y comienza a construir ciudades.

El holoceno

Durante los 11.000 años del Holoceno hubo cambios climáticos y geográficos. Aunque durante ese tiempo el desplazamiento de los continentes no llega a un kilómetro, el deshielo causó la elevación del nivel de los mares y, al desaparecer su enorme peso, el terreno se levantó. Esto fue más notable en la península escandinava y en la bahía de Hudson en el norte de Canadá. La temperatura también varió, hubo un ligero calentamiento global (entre 0,5 y 2 grados) que terminó hace unos 5.500 años, en forma coincidente con el inicio de las civilizaciones en África y Asia.

En épocas más recientes, hubo un ligero calentamiento al final de la Edad Media, al que siguió un enfriamiento que duró hasta la mitad del siglo XIX. Hubo breves episodios, originados por grandes erupciones volcánicas, durante los cuales el cielo se oscureció y por un breve tiempo bajó la temperatura. En términos generales, los últimos 7.000 años han tenido un clima uniforme.

Sin embargo, el efecto de la revolución industrial se ha comenzado a sentir y el crecimiento exponencial de la población humana y de sus recursos tecnológicos ha comenzado a tener impacto, por lo que se considera al siglo XIX el inicio del Antropoceno.

El antropoceno

Hoy la población humana pasa de los 6.000 millones, de los cuales más de la mitad vive en ciudades. El área agrícola y la energía requeridos para alimentar la población y abastecer las ciudades están alterando el planeta. Otras actividades humanas, como la apertura de canales y los barcos que transportan en sus cascos fauna, han alterado sistemas ecológicos en diversas partes del mundo. La deforestación, la contaminación de ríos y los desechos industriales también alcanzan niveles que alteran el planeta.

Hoy la preocupación inmediata son las emisiones de dióxido de carbono que están causando un calentamiento global. Pero no es la única huella por la que de aquí a mil años los arqueólogos, si es que los hay, reconocerán el Antropoceno. Entre las huellas antropogénicas, además del cambio climático, incomparablemente más brusco que el causado por la azolla, estarán miles de millones de toneladas de concreto, plásticos no degradables y residuos tóxicos. Entre el concreto encontrarán restos bien preservados de muchas especies animales, para entonces extintas. El Antropoceno será una de las épocas más claramente marcadas, y todo parece indicar que la más corta, en la historia de la Tierra.


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