jueves, 29 de mayo de 2008

Nacidos para aprender


A veces el grado de sofisticación de los engranajes biológicos asusta. Es lo que debe haberles pasado a los científicos franceses del Centre Européen des Sciences du Goût de Dijon tras comprobar que los mamíferos secretan una feromona en la leche materna que informa a sus cachorros de que ha llegado el momento de comer y los guía hasta la “fuente de alimento”.

La habilidad de los recién nacidos para mejorar las técnicas para encontrar leche en cuestión de días indica, según publica hoy la revista Current Biology, que el aprendizaje de nuevos olores es muy rápido en los mamíferos, y en concreto en los conejos europeos (Oryctolagus cuniculus) empleados en el experimento.


El oído también se afina precozmente. El pasado mes de agosto en la revista PNAS se podía leer que los bebés aprenden a distinguir los ritmos propios de su entorno cultural mejor que los adultos que los rodean. Según la investigadora Erin Hannon es cuestión de “flexibilidad”: los recién nacidos son más flexibles a la hora de categorizar y diferenciar distintas estructuras musicales.


No cabe duda de que nacemos aprendiendo, y que debemos envejecer sin dejar de hacerlo. ¿Un motivo? Por ejemplo, el que daban hace unas semanas los investigadores del Institute for Learning and Memory del MIT tras demostrar que las neuronas se hacen más fuertes cuando se aprende.

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