Proponen una solución a la paradoja de la eliminación de información por parte de los agujeros negros. Si se tiene en cuenta la Mecánica Cuántica la singularidad central de este tipo de objetos, propuesta por la Relatividad General, simplemente deja de darse en su interior.
Según la Teoría General de la Relatividad los agujeros negros son tan densos que distorsionan el espacio-tiempo a su alrededor, y éste forma una especie de “embudo”. La fuerza de gravedad, que depende de la geometría del espacio, puede llegar a ser muy intensa en esos casos. A cierta distancia un hipotético astronauta sentiría las fuerzas de marea, pero no sería absorbido irremediablemente hacia él (un agujero negro no es un aspiradora espacial). Pero si fuera lo suficientemente incauto como para acercarse directamente a un objeto de este tipo descubriría que, una vez cruzada una frontera denominada horizonte de sucesos, su vuelta al resto del Universo sería imposible. La velocidad de escape a partir de ese punto es superior a la de la luz y por tanto, nada, ni astronautas, ni materia, ni siquiera la propia luz puede escapar una vez que se deja caer dentro.
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