La ciencia ha derrotado a la teoría de los rayos cósmicos, una de las últimas trincheras donde resisten los escépticos del cambio climático acelerado por la emisión de dióxido de carbono. En un artículo publicado en Environmental Research Letters, dos investigadores británicos han tumbado los argumentos de los incrédulos que sostienen que el calentamiento global se debe a los cambios en la actividad del Sol, negando su vínculo con la acción humana.
La teoría de los rayos cósmicos, viga maestra del popular documental «El gran timo del cambio climático», defiende que las partículas de alta energía provenientes del espacio son responsables de la formación de nubes en la Tierra.
Según uno de los padres de la hipótesis, el físico Henrik Svensmark, del Centro Espacial de Dinamarca, esta radiación se ha reducido en el último siglo, a causa de una inusual actividad del Sol. A juicio de Svensmark, el viento solar (un flujo de protones de alta energía lanzado por la estrella) actúa como escudo y frena los rayos cósmicos, procedentes de grandes explosiones de supernovas o de agujeros negros.
Cuando el viento solar arrecia, sostiene, los rayos cósmicos no alcanzan la Tierra, la cobertura de nubes disminuye y los rayos solares inciden de forma directa en la superficie terrestre, provocando el calentamiento global. «Menos rayos cósmicos implican menos nubes y, por lo tanto, un planeta más caliente», escribió el danés en su libro The chilling stars: A new theory of climate change (2007).
Pérdida de tiempo
Los autores de la réplica, Terry Sloan y Arnold W. Wolfendale, de las universidades de Lancaster y Durham, respectivamente, describen las consecuencias que tendría esa propuesta si fuese cierta: «Implicaría que estamos perdiendo el tiempo recortando las emisiones de CO2 y podríamos seguir con nuestros negocios como siempre, hasta que la tasa de rayos cósmicos volviese a sus niveles normales».
Sloan y Wolfendale han dado por bueno el descenso de rayos cósmicos llegados a la Tierra en los últimos 100 años, corroborado por el examen de testigos de hielo en las regiones polares. Sin embargo, rechazan que dos factores estén relacionados sólo por ocurrir de manera simultánea. «El número de quemaduras solares aumenta en verano, como el consumo de helados, pero no se puede deducir que comer helados provoque quemaduras solares», ejemplifican.
Los autores han cotejado los datos de formación de nubes y los niveles de rayos cósmicos en diferentes lugares del globo, desde los polos al ecuador, sin encontrar ninguna evidencia de relación entre ambos factores. La teoría de Svensmark podría ser rebautizada ahora como El gran timo de los rayos cósmicos.
Fuente: http://www.publico.es
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