Acá va un poco de su historia bien resumida:
El hombre, el mitoAlbert Einstein nació en Alemania en 1879. Se cuenta que, cuando llegó al mundo, su madre quedó shockeada al ver el tamaño de su cabeza. El mito dice que fue un estudiante regular, aunque lo cierto es que siempre se destacó en las materias duras.De a poco, la ciencia se fue apropiando de un lugar cada vez mayor en su vida: "A través de la lectura de los libros de ciencia popular, llegué a la conclusión de que muchas de las historias de la Biblia no pueden haber sido ciertas", escribió con 12 años. A pesar de esto, Einstein siempre mantuvo una profunda identidad judía y fue uno de los grandes impulsores del movimiento sionista. Fue profeta atómico, activista por los derechos humanos y uno de los blancos predilectos de las persecuciones del presidente Hoover. Todo esto en medio de un recorrido intelectual que incluye trabajos sobre la luz, el tiempo, la energía, la gravedad y la teoría de la relatividad. Más discutido es el Einstein político. Sobre todo, en relación con la famosa carta que le escribió a Roosevelt en la que, alertado de que los nazis estaban construyendo una bomba atómica, le sugiere que Estados Unidos desarrolle la suya. Sin embargo, menos conocida es otra carta posterior, en la que le pide que no se utilice. Con todo, después de Hiroshima, sus palabras fueron "¡Ay de mí!”. Einstein pasó la última década de su vida contestando sobre ese tema. Pero también cedió a consultas diferentes. En especial, a las cartas que le mandaban niños de todas partes del mundo. "No te preocupes por tus dificultades con las matemáticas -le responde a un chico de 12 años con problemas en la escuela-, puedo asegurarte que las mías son mayores." En esa época recibió esta propuesta: "Estimado señor Einstein: mi hermano y yo estamos construyendo un cohete para ir a Marte y Venus. Nos gustaría que viniese también. Necesitamos un científico y alguien que lo maneje. Espero que no le moleste si llevamos a mi hermana María. Tiene dos años, pero no llora mucho. Atentamente, John (6 años)". El físico nunca dejó que lo absorbiera la importancia de la fama, aunque supo aprovecharla para las causas que tuvo por nobles. Al final, cuando rehusó una operación inminente, dejó claro su destino: "Cumplí con mi parte. Es tiempo de irme. Pero quiero hacerlo con elegancia". Por su expreso pedido, sus cenizas fueron dispersadas por el viento. Su legado transformó el siglo XX y sigue transformando el futuro.
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